domingo, 26 de junio de 2011

We're Here Because We're Here- Anathema




El año pasado fue un excelente año para el rock progresivo, hubo grandes debuts como el de Haken y el de Resistor, y hubo otros grandes álbumes por parte de artistas de la vieja escuela como Univers Zero, Il Tempio delle Clessidre, Raccomandata Ricevuta Ritorno, mientras que otras bandas empujaban con fuerza como Lunatic Soul, Gazpacho, Spock's Beard y la gran Anathema.

Habían pasado 7 largos años desde la publicación desde su último disco, e independientemente de la razón por la que esto se haya dado, la espera valió la pena. El álbum cumplió en todos los aspectos y logró mantenerlos con cierta fama a nivel mundial

Anathema es un ejemplo claro de evolución musical a través de los discos y los años. Lograron pasar de su rudo y rudimentario inclusive doom y death metal de sus primeros discos a pasar a sonidos totalmente progresivos con sensaciones conmovedoras y una instrumentación de una calidad muy alta. Y a pesar de que nadie les quita su lugar que tienen para el metal, a su público más rudo no le gusto, pero tienes que estar loco si no admites que esto lo hacen mejor.

Con una fórmula sencilla de hacer progresivo la banda ha sabido recibir buenas críticas de la prensa. Sin embargo, aunque la fórmula sea sencilla, la práctica es totalmente diferente, porque hay muchas bandas que hacen progresivo con esta música con esta misma fórmula y no les funciona. Una forma muy sencilla y excelsa, como toda la música, si se realiza de la forma correcta: Composiciones con coros que resalten y ambientes relajantes intercalados por momentos de reflección siempre con un feeling y una instrumentación justa sin ser pretenciosa.

Y el álbum tiene eso, no es pretencioso. No intenta recrear las siempre arriesgadas suites largas que si algo no cuaja y se pierde el sentido de la suite, entonces toda la suite, aunque sea por un momento, se irá para abajo y también el álbum. Muchas bandas han cometido este error, pero Anathema ha sabido hacer lo que le toca con una gran ejecución.

A pesar de eso pareciera que éste álbum no es para todos los oídos progresivos. Es inevitable pensar que las influencias alternativas que tiene el álbum que podrían desagradarle a un amante progresivo más convencional que no está abierto a sonidos alternativos. Sin embargo, el álbum logra mantener un equilibrio esencial sin ser más alternativos de la cuenta, pero siempre aplicando esa vena para no perder su estilo.

El álbum es un viaje a través de todas las canciones con un final incierto y un recorrido mágico pragmado con un ambiente iluminado por la batería que cobra un papel muy importante en el disco, mientras que los sintetizadores hacen de lo suyo para proyectar el sonido del álbum que nunca se torna repetitivo, pero siempre está presente en cada canción.

Y, lo mejor de todo, es que el álbum no solo nunca se torna aburrido a pesar en una gran parte del disco sea instrumental, sino que jamás se torna tradicional ni cíclico porque siempre recrea sonidos muy pocas veces antes hechos, pero todo sin perder la línea delgada que une a los álbumes.

En el aspecto instrumental, la batería, ya mencionada, es vital en la obra. Sin embargo, la guitarra parece ser la guía de la obra, la que logra crear esos ambientes de emotividad que te hacen refleccionar; La voz no pudo haber encajado mejor con la intención, y cada arreglo y cada momento de la obra está en su lugar justo para no perder la dicha línea delgada muy complicada en mantener.

Y Anathema no solo logró mantener esa línea, sino que nos regaló un álbum para todos los oídos que te atrapará y probablemente no pares de escuchar, nos regaló un álbum para la posteridad, nos regaló no solo uno de los mejores álbumes del año pasado, sino uno de los mejores álbumes de todo lo que va del siglo XXI.








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